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La política energética planteada con la entrada del nuevo gobierno supone en el mediano plazo el ajuste en la producción del sector minero energético. Dado que este sector representa al menos 6% del PIB, aporta anualmente entre 15 y 20 billones de pesos a los ingresos corrientes de la nación (entre 1 y 1,5% del PIB) y representa el 46,4% de nuestras exportaciones, el diseño de esta política es todo un desafío.

Se requiere diseñar, ni mas ni menos nuevas fuentes de crecimiento para el país. Es un costo altísimo que Colombia asume frente al mundo y en el que ya ha empezado a trabajar con la inversión de su sector público y privado en fuentes renovables de energía, inversiones que al cierre de 2022 aportarán cerca de 11 nuevos puntos porcentuales en renovables a una matriz energética que ya contaba con un aporte del 30% en hidroelectricidad.

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Entonces surge la inquietud sobre cuáles son la preguntas que el país debe hacerse antes de desincentivar la oferta minero-energética en detrimento de los ingresos del estado. La primera es cómo vamos a sustituir esta fuente de crecimiento económico y la segunda como podríamos lograr que el mundo compense esta decisión unilateral. Por que de lo contrario, si no se resuelven estas dos materias, el empobrecimiento del país y su carencia de recursos para solventar las demandas sociales sería inevitable.

Sustituir las fuentes de crecimiento

El enorme desafío de sustituir al menos cinco puntos del PIB debe ser sujeto de estudios y análisis comparado para muchos economistas, hacedores de política y comisiones del congreso.

El turismo se argumenta como primera opción, sector que con un desarrollo sostenible aportaría gran cantidad del ingresos para el país y donde la terminación de las vías 4G son una oportunidad para el desarrollo de nuevos destinos, por ejemplo, resultados que se cosechan gradualmente y donde se requieren incentivar las inversiones sostenibles.

El agro es el sector lider que ha planteado este nuevo gobierno, donde la construcción de una estructura exportadora es básica y puede financiar los otros componentes propuestos para este gran tema , como la seguridad alimentaria o la política de tierras.

Consideramos una tercera fuente de crecimiento que es transversal a todas los sectores debería ser la educación, a la cual debería diseñarse un incentivo asociado a los ingresos petroleros.

Educación?.

Desde la perspectiva de preparar al país para suplir los ingresos petroleros con producción de bienes y servicios de valor agregado, una política de aplicación pronta pero de largo alcance y plazo, sería destinar un porcentaje de los ingresos petroleros para el fomento la calidad de la educación en el bilinguismo de toda la población, el fortalecimiento de las competencias en lectoescritura, matemáticas e investigación aplicada y el fomento a emprendimientos basados en ciencia y tecnología, así como todas las empresas con menos de 50 trabajadores que exporten, con especial énfasis en las de bienes y servicios asociados a cadenas de valor de última tecnología. En esto deberíamos tomar el ejemplo de China y estudiar y analizar las acciones implementadas.

En estas políticas debería también por ley establecerse un porcentaje de regalías en todas las regiones para cofinanciar estos temas asociados a la educación y las pyme exportadoras, pues no es cierto que solo exporten las grandes, como lo pueden validar las Cámaras de Comercio del Pais con sus datos.

Finalmente, utilizar un porcentaje de los ingresos petroleros para impulsar la reconversión del parque automotor sobre todo de carga, tendría un impacto muy importante en nuestras emisiones de CO2.

En efecto, para lograr una contribución local a la reducción de CO2 global los estudios de la UPME señalan que se debe acelerar la sustitución del parque automotor por uno de bajas emisiones (gas para vehículos de carga) y de cero emisiones para el resto de los modos de transporte.

Compensación global a una decisión unilateral

Si por ejemplo se comprueba que el Fracking tiene efectos en la naturaleza, dado que somos reserva hídrica y de naturaleza a nivel global deberíamos no llevarlo a cabo y percibir una compensación global que necesitamos para cuidar nuestro territorio.

Por que restringir la oferta minero energética implica el empobrecimiento del país mientras en lo local es menor la contribución por esta vía a la reducción de CO2 de nuestro territorio, pues la gran parte de nuestra oferta petrolera se exporta.

En la reforma tributaria presentada esta semana se expone como ejemplo de impacto positivo del impuesto a las exportaciones el caso de China, donde un impuesto a las exportaciones de carbón habría llevado a un recorte de 3,8% sobre el total de emisiones directas de CO2.

Consideramos que en este punto no somos comparables, pues China, por su importante dinámica industrial, consume en su territorio los combustibles que produce o importa mientras en nuestro caso la mayoría de los commodities que se producen se exportan, son consumidos en otros países y por lo tanto es allí donde se generan las emisiones.

Respecto al impuesto a las exportaciones de petróleo y su argumentación en la exposición de motivos de la reforma tributaria, si sería verdad que con estas medidas se lograría una estructura productiva con menor contribución de la producción minera y petrolera, pero el impacto sobre las emisiones sería menor pues la producción minero energética se dirige a la exportación.

No es claro que evitemos generación de CO2 a nivel global en tanto nuestra participación en la oferta global de petróleo es mínima y sería rápidamente compensada por la de otros.

Y a cambio si nos empobreceríamos quedando con menos recursos para cuidar el planeta y nuestro país que efectivamente aporta una gran parte de territorio, agua y aire al mundo.

Dado que nuestra matriz de generación se explica en fuentes renovables, nuestro aporte a la emisión de CO2 es baja y no compensaría el empobrecimiento de todo un país. No es claro donde está el beneficio costo de estas medidas para la población. Por esto el país requiere una compensación global so pena de emprender un camino de mayor pobreza.

En cuanto al argumento de que un impuesto a las exportaciones de commodities fomentaría exportaciones de mayor valor agregado, este argumento se fundamenta en la revaluación que causan los ingresos petroleros conocido como la enfermedad holandesa, fenómeno que permite importar a menor costo TRM maquinaria y equipo para las industrias.

La evolución de la tasa de cambio en los últimos diez años llevaría a revisar esta consideración, pues ha aumentado gradualmente hasta estar hoy en los niveles más altos de toda su historia, en una tendencia que parecería no ceder en el mediano plazo. Esto no es necesariamente malo, pues si bien se encarecen las importaciones, la rentabilidad exportadora está asegurada.

Las épocas iniciales de la apertura económica trajeron con sigo una fuerte revaluación de la moneda que si bien si facilitó un proceso de inversión importante en la economía, no fortaleció la base exportadora del país. En este momento y con este nivel de tasa de cambio se cuenta con una oportunidad.

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Dado que nuestro territorio es activo del aire y el agua del mundo, podrían ponerse en consideración compensaciones globales sumando además la no explotación de recursos naturales no renovables que contaminan y la fuerte inversión en nuevas fuentes de energías renovables que el país viene y continuará haciendo en los años venideros. Esta inversión ya está siendo materializada en la emisión de bonos verdes en los mercados globales de carbono por parte del estado y las empresas..