Sectorial de la semana

El potencial agrícola de Colombia

Noticia377

Colombia cuenta con 21 millones de hectáreas aptas para ser cultivadas, de las cuáles sólo se utilizan 4,5 millones en este propósito. Con una demanda mundial de alimentos en crecimiento, aprovechar esta ventaja comparativa es el mayor de los desafíos de la economía colombiana.

La construcción de bienes públicos, la priorización y gestión del agua y la tierra y la masificación de los procesos educativos y de asistencia técnica en el campo, son las tres tareas fundamentales para consolidar al campo como uno de los pilares de la economía colombiana en los próximos 10 años.

Estos son algunos de los sectores, inversiones y políticas que permitirán consolidar el crecimiento del campo colombiano en los años venideros:

Los sectores

 

Frutas. De acuerdo con las cifras del Centro de Comercio Internacional de la Unión Europea, el comercio mundial de frutas se duplicó en los últimos 10 años y en 2014, último año disponible creció 8%[1]. De acuerdo con la FAO UE Y EU representan el 70% de las importaciones mundiales de frutas, un mercado en el que debe concentrarse el aprovechamiento de los TLC. El programa de transformación productiva ha diseñado un estrategia para el desarrollo de una cadena de abastecimiento de fruta de exportación, en la cual los actores del sector vienen trabajando en su puesta en marcha y se requerirá la participación activa de asociaciones, productores y comercializadores externos e internos.

 

Maderables.Colombia es un país forestal, pues al menos 7,2 millones de hectáreas son consideradas con potencial de siembra. Aún en Colombia y en el mundo los bosques nativos son la principal fuente de madera y fibra, una tendencia que el mundo quiere revertir en los próximos años. De acuerdo con el DNP el 12.4% de la demanda local de madera es abastecida por las plantaciones forestales y el resto por bosques naturales, de allí que las oportunidades de crecimiento de este sector son importantes.

 

Cacao. En los últimos 10 años el número de hectáreas cultivadas se duplicó, al pasar de 83 mil en 2005 a 160 mil en 2015. Dado su potencial exportador, el gremio cacaotero estima que en Colombia hay potencial para cultivar 300 mil hectáreas, una meta que el país espera consolidar en los próximos años, campo de acción de gran importancia para la generación y crecimiento de regiones cacaoteras.

 

Inversiones

 

Colombia ha desarrollado en varias épocas booms de oferta en productos agrícolas que no han logrado consolidarse por falta de infraestructuras logísticas, de transporte o sistemas de comercialización, falta de requisitos fitosanitarios o conexión con las redes internacionales de importación de productos agrícolas, un ejemplo fue en los años noventa la pitahaya, que representó un desafío de exportación que no logró consolidar las escalas que se esperaban. Por esta razón, más allá de un problema de inversión o de oferta, es necesario consolidar los bienes y herramientas que permitan el desarrollo del campo de largo plazo.

 

 

Bienes y servicios públicos. Entre los principales están las infraestructuras de riego, logística, infraestructura de transporte en vías secundarias y terciarias y la organización de un sistema de transporte fluvial que reduzca los costos de transporte. La inversión en servicios públicos, y en centros de selección, empaque y comercialización de productos agrícolas, entre otros, son las herramientas que permitirán consolidar las cadenas de abastecimiento y garantizar una oferta regular y acorde con las exigencias del mercado mundial.

 

 

Educación-Asistencia técnica. Las cifras del plan de desarrollo indican que sólo el 26% de los jóvenes del campo han recibido educación media. En otro de sus capítulos, este plan previó como una de sus metas pasar de 146 mil a 1 millón de agricultores con asistencia técnica, dos propósitos que de conjugarse pueden tener el resultado de lograr un campo más productivo y preparado para el crecimiento de la producción y el manejo los efectos del cambio climático. Organismos multilaterales prevén ya recursos para inversiones orientadas a mitigar y reversar los efectos del cambio climático.

 

La promoción de buenas prácticas agrícolas que sin grandes costos logran importantes incrementos en la productividad y rentabilidad de los cultivos, así como aquellas derivadas de la modernización y productividad de la producción agrícola son el principal desafío de los años venideros.

 

 

Fortalecer la inversión en sistemas sanitarios y fitosanitarios. Debido a que la acreditación de los requisitos de exportación en los países demanda procesos de hasta 10 años de duración (caso uchuva) la inversión debe fortalecerse para garantizar el desarrollo de largo plazo de las exportaciones agropecuarias. La OCDE, en el documento elaborado con el MADR, destaca el desarrollo de sistemas de inocuidad alimentaria y de salud animal y vegetal, entre otros.

 

Políticas

 

Gestión del agua y el suelo. Gracias a su potencial hídrico, Colombia es uno de los principales generadores de energía de fuentes no fósiles en el mundo, un recurso que hoy se planifica bien para este sector pero que debe potenciarse para el desarrollo agropecuario. La conservación, restauración y la menor contaminación de las fuentes hídricas promueve la mayor disponibilidad del agua para consumo humano y la producción de alimentos en el futuro.  La planificación equilibrada del agua al servicio de la agrícultura con la construcción de las infraestructuras necesarias, es también otra de las políticas que ha marchado a un paso muy lento frente a las necsidades de crecimiento sectorial. 

En cuanto al uso del suelo, un documento de la OCDE publicado en 2015, que evalúa las políticas agrícolas señala que el 40% del suelo rural es utilizado para el pastoreo mientras solo el 13% es apto para ello y que en contraste, la cuarta parte de este suelo es de excelentes condiciones para cultivar[2].

Recuperar la calidad del suelo en la agricultura es otra de las prioridades y un negocio rentable y sostenible. En el arroz, por ejemplo, el manejo del agua y el suelo hacen la diferencia en el rendimiento de los cultivos. El mayor uso de fertilizantes orgánicos permite recuperar las propiedades del suelo, aumenta el rendimiento de los cultivos y la calidad del producto. Los agricultores que previenen los efectos del cambio climático para mejorar su rentabildad enfocan sus inversiones en la adecuación de la tierra, el uso semillas certificadas y la fertilización del suelo.

 

Acceso a la tierra. De acuerdo con el documento de la OCDE, “En el sector predominan las unidades productivas a pequeña escala, en donde el 67,6% de los propietarios tienen parcelas inferiores a 5 hectáreas (un 4,2% de la tierra agrícola) y tan sólo un 0,4% de los propietarios es dueño de extensiones de terreno superiores a 500 hectáreas (lo cual representa el 46,5% del suelo”).

 

Teniendo en cuenta que las unidades de pequeña escala son predominantes en nuestro sistema agrícola, la consolidación de procesos asociativos orientados a la exportación es la prioridad dentro de las políticas agrícolas. Estos modelos han logrado tener éxito en casos como el del café y se están desarrollando en el cacao.

 

Sin embargo, teniendo en cuenta la distribución de la tierra mencionada por el estudio de la OCDE, en la cual los pequeños productores tienen un porcentaje muy pequeño del potencial agrícola, el documento señala: “es necesario implantar en Colombia una política inclusiva de acceso a la tierra a pesar de la complejidad política existente, para poder estabilizar el país y promover el desarrollo rural”. Para ello propone la consolidación de un sistema de catastro que permita diseñar esquemas de tributación que fortalezcan la inversión pública, una labor que quedó consignada en el plan de desarrollo vigente.

 

Por las características productivas, las escalas requeridas y los volúmenes de inversión, no todos los cultivos pueden realizarse en áreas pequeñas. Por lo tanto, en el campo colombiano deben convivir diversos esquemas y tamaños de productores, siempre y cuando el desarrollo rural resultante permita lograr una mejor distribución de la tierra, superando nuestros indicadores de desigualdad y pobreza, más elevados que los de muchos países y que son la clave para que el proceso de paz se consolide.

 


[1] http://www.sieca.int/PortalData/Documentos/D1CCB65B-6EDD-4FC4-92E5-609EFCF1E227.pdf

[2] Revisión de la OCDE de las políticas agrícolas 2015.Evaluación y recomendaciones de política. https://www.oecd.org/countries/colombia/OECD-Review-Agriculture-Colombia-2015-Spanish-Summary.pdf