Sectorial de la semana
Cambio en patrones de consumo: efecto sectorial
La lenta recuperación de la economía mundial va más allá de las cifras observadas. Para algunos estudios, obedece a un cambio en las motivaciones y deseos de los consumidores, que elaboran nuevos estilos de vida que buscan planear de manera más consciente los años venideros con un mejor manejo del consumo y el endeudamiento, sin renunciar al acceso a nuevos bienes y servicios que mejoran su bienestar.
Estos son los cambios y su impacto en la oferta de bienes y servicios:
En los primeros 20 años de esta década las sociedades de los países desarrollados y emergentes recibieron las nuevas tecnologías, el efecto de la globalización y el desarrollo del mercado turístico en la movilidad y posibilidades de viajar. El auge del cuidado personal hizo presencia y surgieron nuevas ideas en torno a las formas de organización familiar, cambios que dieron mayor espacio al aprovechamiento de la vida en todas sus etapas. Un mayor acceso al financiamiento permitió ampliar los horizontes de consumo.
En los próximos 20 años estos esquemas buscarán consolidar patrones más estables y organizados buscando una vida más diversificada, pero más organizada en torno al futuro. Los jóvenes de hoy desearán modificar los hábitos de sus padres con una mayor sofisticación y racionalización del consumo para tener acceso a bienes que valoren más de acuerdo con sus necesidades.
Contarán con un mayor acceso a bienes y servicios que sus padres y estarán más conectados con las ideas derivadas del arte, la cultura y el desarrollo, sintiéndose más participes del mundo que construyen y también más conscientes que generaciones anteriores de las situaciones de mayor incertidumbre que viven nuestras sociedades.
Uso del tiempo. Al Mayor tiempo utilizado en internet para actividades de comunicación, comercio electrónico o entretenimiento (películas, canales youtube, acceso a suscripciones en temas de interés, planeación de viajes etc), se suma el dedicado a tener mayores logros académicos y trabajar, reduciendo la frecuencia en la actividad cotidiana tradicional como ir al supermercado o al centro comercial.
Con el desarrollo del teletrabajo, el uso más intensivo de la bicicleta y el mayor volumen de compras por internet entregadas a domicilio, los tiempos dedicados al transporte se reducen. La preferencia por una vida sana promueve el consumo de comida saludable, el cuidado preventivo de la salud y la demanda de actividades deportivas y procedimientos estéticos, lo que incrementa el gasto de salud.
Micromomentos del consumo. El tiempo con el que se planean las compras se amplia, ya sea para bienes de consumo no durable como los alimentos o la ropa en el cual se miran con antelación en internet o en el lugar de compra ofertas y precios, bienes durables o servicios como el turismo en el que se ha establecido que los micro momentos se dan con cerca de seis meses – un año anterior a la fecha de la reserva.
Los micro momentos del consumo son cuatro: quiero saber (información general), quiero hacer (como hago para adquirir el producto), quiero ir (se busca concretar la adquisición) y quiero comprar (busca realizar la compra de la forma más sencilla)[1].
Menores compras en lugares físicos. El mayor consumo utilizando los canales electrónicos-internet, la diversificación y menor costo de otras opciones de entretenimiento como los viajes y la oferta de contenidos digitales, toman cada día más tiempo del consumidor, que busca y compara opciones de acuerdo con sus necesidades en el entorno digital.
Esta tendencia fortalece los canales de venta directa de la industria y las pymes. En el comercio se desarrollan canales virtuales para consolidar la compra en el lugar físico o en lugares de exhibición que soportan el ciclo de compra en internet. De acuerdo con Google, en Latinoamérica el 63% de los usuarios de interés declaró que la información que encuentran en las búsquedas en la web influye la decisión de compra y el 55% manifestó que utiliza el smartphone para buscar y comprar estando dentro de la tienda.
Mayor elasticidad ingreso y precio en bienes y servicios. Con una canasta de consumo más sofisticada y diversa, un ingreso por distribuir y una mayor cantidad de bienes sustitutos, las decisiones de consumo serán más pensadas, con menor apego a productos y marcas específicas.
Mayor especialización de la oferta de bienes y servicios. Al estar conectados de manera permanente a los dispositivos electrónicos, los consumidores pueden comparar y se informan de manera previa antes de consumir, lo que hace relativamente más lento el proceso de compra.
Exportaciones, motor de crecimiento para economías emergentes. Mientras en la primera década del siglo se produjo un aumento del gasto que impulsó la demanda por exportaciones de países con superávit como China, Japón y Alemania[2] y aunque en la coyuntura reciente se plantee un auge del proteccionismo, las exportaciones del agro y la industria de alimentos y el desarrollo del sector servicios conectados con el exterior (servicios tercerizados o turismo de salud, por ejemplo) se mantendrá por cuenta de la mayor demanda estimada para estos sectores.
Las ventajas en términos de climas y costos de producción con que cuentan nuestros países se suman al trabajo que se adelanta en acreditación de requisitos de acceso a otros mercados y el desarrollo de plataformas logísticas de exportación.
Huella de carbono. En atención al proceso de reducción de la huella de carbono y los compromisos ambientales adquiridos en la cumbre de París, los países firmantes han definido como meta reducir la huella de carbono en los productos que importan como los alimentos, donde se exige o se dan incentivos económicos a los cultivos realizados con buenas prácticas e insumos, que redundan en la calidad del aire, del agua o del suelo.
Crecimiento económico a menores tasas. Una tendencia que sería diversa de acuerdo con el desarrollo de los países. Países de ingreso alto presentan un crecimiento del consumo a tasas moderadas mientras economías emergentes como China continuarán con un desarrollo importante del consumo de bienes durables como electrodomésticos, vehículos y viviendas, en atención al punto de partida en disponibilidad de bienes y las políticas asociadas a estimular el desarrollo a partir del mercado interno.
Mayor uso del tiempo en comunicación y participación en temas asociados al desarrollo. Por cuenta de internet y las redes sociales, la percepción del mundo cambia a mayor velocidad, generando un acercamiento a su complejidad. Con la mayor disponibilidad de información y la facilidad para el desarrollo de piezas de comunicación, de reunión y coordinación, promoverá un mayor uso del tiempo participando en iniciativas asociadas a necesidades de la sociedad y el emprendimiento, cambios que generan modificaciones en la valoración de los bienes, necesidades y deseos para la vida.[3]
[1] http://www.blogtrw.com/2017/04/como-aprovechar-la-tendencia-de-los-micromomentos-y-el-dayparting-i/
[2] Deloitte (2011). El consumidor en 2020.
[3] http://www.aemmce.com/estudios/Consumidor_2010_v4.pdf